Se rumorea por las alcantarillas del poder, valga la redundancia, que en breve los parados tendrán que pedir perdón a sus víctimas, los contribuyentes de bien, para poder cobrar sus subsidios. Deberán mostrar arrepentimiento por esa falta de patriotismo que supone derrochar los caudales de todos en atender sus necesidades más básicas, con el mismo provecho que si se lo hubiesen ganado honradamente con el sudor de su prójimo. La trola resulta verosímil en esta Spppppña recuperada para la gente como Dios manda, que emprende ahora su Tercer Año Triunfal sin haber entrado siquiera en boxes: dice el Presidentísimo que no piensa hacer cambios en el equipo ministerial, el mismo que de aquí a dos años tiene el encargo de acabar la legislatura con menos parados de los que había cuando comenzó, maldita sea la hora. La cuenta sale si en vez de crear 600.000 trabajos en dos años (la típica solución tremendista de los rojos de las narices) amplían el número de salidas internacionales en los aeropuertos del país, con lo saludable que es que se ventile la población sin recursos viajando por el mundo. También sale si no se acaba la legislatura y sigue indefinidamente. Pero en realidad no hace falta que salga cuenta alguna: esto es la España del PP, queridos paisanos, y aquí no se cumplen las promesas, habiendo confesionarios.
Mas hete aquí que en el laboratorio de ocurrencias terroríficas del Gobierno se están produciendo más chispazos que en el cerebro de Sánchez Gordillo viendo Novecento. El resultado es que, por si acaso, Su Excrecencia va a presentar un proyecto de ley para callarnos a todos y meternos en nuestras casas, no sea que se nos ocurra dar una pésima imagen de España en los telediarios de Alemania, pardiez. Se ve que allí se escandalizan con nada. Aquí, no. Aquí, gracias a que estamos logrando abandonar esa ordinariez de moda que consistía en comer, ya no se nos revuelve el estómago viendo el telediario. Y a base de contemplar las diez mil escenas diarias de indecencia y corrupción de nuestros dirigentes, hemos acabado asumiéndolas igual que se asumen los tifones en Filipinas. Por eso no sé yo si hará mucha falta una ley que nos mantenga la boca cerrada, con lo hechos que estamos ya a callar, a obedecer, a quedarnos en casita bordando mantones para el Corpus. Dicen que no, que no pasa nada, que es solo el desarrollo legislativo de la Constitución. A mí me recuerda más al desarrollo legislativo de las Tablas de la Ley. Y el maná, sin caer. Tercer Año Triunfal. Que Dios nos coja confesados
(C. R.)
Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese.
Mas hete aquí que en el laboratorio de ocurrencias terroríficas del Gobierno se están produciendo más chispazos que en el cerebro de Sánchez Gordillo viendo Novecento. El resultado es que, por si acaso, Su Excrecencia va a presentar un proyecto de ley para callarnos a todos y meternos en nuestras casas, no sea que se nos ocurra dar una pésima imagen de España en los telediarios de Alemania, pardiez. Se ve que allí se escandalizan con nada. Aquí, no. Aquí, gracias a que estamos logrando abandonar esa ordinariez de moda que consistía en comer, ya no se nos revuelve el estómago viendo el telediario. Y a base de contemplar las diez mil escenas diarias de indecencia y corrupción de nuestros dirigentes, hemos acabado asumiéndolas igual que se asumen los tifones en Filipinas. Por eso no sé yo si hará mucha falta una ley que nos mantenga la boca cerrada, con lo hechos que estamos ya a callar, a obedecer, a quedarnos en casita bordando mantones para el Corpus. Dicen que no, que no pasa nada, que es solo el desarrollo legislativo de la Constitución. A mí me recuerda más al desarrollo legislativo de las Tablas de la Ley. Y el maná, sin caer. Tercer Año Triunfal. Que Dios nos coja confesados
(C. R.)
Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese.