El respetable está jartito de tanto chorizo, me decían ayer algunos colegas de trabajo en la reflexión sesuda del primer café. Y no me extraña nada. De verdadera coña es escuchar a Blesa defenderse ante el fiscal bajo el argumento de que a él nadie le había advertido de lo de las tarjetas negras, que no sabía nada. Como aquel personaje que no quería ir al colegio y su madre le regañaba: «Manolo, hijo, tienes que ir por dos razones; una porque es lunes y otra porque eres el director». Por otro lado, resulta estomagante el espectáculo que protagoniza el clan catalán Pujol; ahí hay dinero hasta debajo de los cojines, que diría aquel. En todo caso, y de ser condenados todos ellos, deberían serlo por payasos y no por golfos. Y lo de Rodrigo Rato, que me lo dejo, es para nota y diploma.
Pero la gente, sobre todo, está muy cansada de levantar la mano, de dar oportunidades y otorgar confianza a mentirosos. Ya está bien. La paciencia se acaba y el dinero también. Pisamos hoy un nuevo escenario en el que nadie es impune, ni con patentes de corso para la estafa y el regodeo. España, un país que se vende como serio y funcional, respira un ambiente hediondo de corrupción que ocupa casi todo el contenido de los medios. ¿Hasta cuándo?
Esta última es la primera y más importante pregunta de una larga lista sin respuesta a corto plazo: ¿Cuándo una nueva ley de partidos políticos? ¿Cuándo la reforma del Código Penal? ¿Por qué tanto aforado? ¿Por qué tanto liberado? ¿Cuándo la reforma de los sindicatos? ¿Qué pasa con la financiación de los partidos? ¿Habrá más modificaciones de la Ley de Transparencia? ¿Cuándo la inhabilitación total de los corruptos? ¿Cuándo la reforma de la elección del Consejo General del Poder Judicial y del nombramiento de jueces? ¿Y qué pasa con los medios de comunicación? ¿Son todos impunes? ¿Y los códigos deontológicos? ¿Dónde están?
Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese.
Pero la gente, sobre todo, está muy cansada de levantar la mano, de dar oportunidades y otorgar confianza a mentirosos. Ya está bien. La paciencia se acaba y el dinero también. Pisamos hoy un nuevo escenario en el que nadie es impune, ni con patentes de corso para la estafa y el regodeo. España, un país que se vende como serio y funcional, respira un ambiente hediondo de corrupción que ocupa casi todo el contenido de los medios. ¿Hasta cuándo?
Esta última es la primera y más importante pregunta de una larga lista sin respuesta a corto plazo: ¿Cuándo una nueva ley de partidos políticos? ¿Cuándo la reforma del Código Penal? ¿Por qué tanto aforado? ¿Por qué tanto liberado? ¿Cuándo la reforma de los sindicatos? ¿Qué pasa con la financiación de los partidos? ¿Habrá más modificaciones de la Ley de Transparencia? ¿Cuándo la inhabilitación total de los corruptos? ¿Cuándo la reforma de la elección del Consejo General del Poder Judicial y del nombramiento de jueces? ¿Y qué pasa con los medios de comunicación? ¿Son todos impunes? ¿Y los códigos deontológicos? ¿Dónde están?
Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese.