Apología del barullo. Hegemonía de la manipulación. Ecosistema del antagonismo. La ignorancia al poder. Cuatro puntos cardinales de un horizonte que disimula su cariz de círculo vicioso. Cuatro palos de una baraja marcada para jugar al juego que mejor juega una España hipócrita y hartible, sabedora de su decrepitud estructural y de su ruina moral pero dispuesta a morir matando a la heredera que más teme: la Decencia.
La ciudadanía honesta y magnífica ha de sortear en su rally diario un cúmulo de espejismos que empañan su mentalidad. Uno de tantos ejemplos, ayer, del modelo productivo en boga: cuanto peor, mejor. Colofón de tres días de huelga de estudiantes, qué guay vaciar las aulas para perpetuar la doctrina del mínimo esfuerzo. Mientras los aprendices de proselitismo teledirigen a la chavalería para embutirla en el maniqueísmo, el silencio tapa una de tantas verdades que solo se aprenden leyendo: sin adjudicar, por falta de estudiantes que las pidieran, 500 de las 600 ayudas presupuestadas por la Universidad de Sevilla para que opten a examinarse gratis del nivel B1 de inglés. Piensen también en la otra cara del disparate colectivo: ¿por qué la burocracia es pasota cuando percibe que el alumnado, enganchado al Whatsapp, casi no presenta solicitudes? ¿por qué no reacciona si ese beneficio a 500 jóvenes (que lo merezcan) emana del dinero de los contribuyentes?
Lo tengo claro. El sector profesional que más rápidamente puede reactivar la economía es el de los jueces, los fiscales, los inspectores de Hacienda, los guardias civiles y demás patriotas que traicionan la tradición de mirar para otro lado. Ha crecido un 63% el número de españoles que entra en prisión por delito fiscal. Con los defraudadores entre rejas, algunos puestos de trabajo quedan vacantes. Calculen la de empleos que se pueden crear con el boom del ladrillo carcelario: no hay prisiones disponibles para tanto chorizo a la brasa de la actualidad. Más empleos en la construcción, más vigilantes de prisiones, y todos los empleos de los que se extirpe a corruptos, ya sean banqueros, sindicalistas, políticos de caja B, subvencionadores por la cara, dirigentes empresariales, ejecutivos, catedráticos,… Con un poco de suerte, llegarán a ellos jóvenes decentes y preparadísimos, en lugar de hijos de papá enchufador. Tiene que llover savia nueva a cántaros.
Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese.
La ciudadanía honesta y magnífica ha de sortear en su rally diario un cúmulo de espejismos que empañan su mentalidad. Uno de tantos ejemplos, ayer, del modelo productivo en boga: cuanto peor, mejor. Colofón de tres días de huelga de estudiantes, qué guay vaciar las aulas para perpetuar la doctrina del mínimo esfuerzo. Mientras los aprendices de proselitismo teledirigen a la chavalería para embutirla en el maniqueísmo, el silencio tapa una de tantas verdades que solo se aprenden leyendo: sin adjudicar, por falta de estudiantes que las pidieran, 500 de las 600 ayudas presupuestadas por la Universidad de Sevilla para que opten a examinarse gratis del nivel B1 de inglés. Piensen también en la otra cara del disparate colectivo: ¿por qué la burocracia es pasota cuando percibe que el alumnado, enganchado al Whatsapp, casi no presenta solicitudes? ¿por qué no reacciona si ese beneficio a 500 jóvenes (que lo merezcan) emana del dinero de los contribuyentes?
Lo tengo claro. El sector profesional que más rápidamente puede reactivar la economía es el de los jueces, los fiscales, los inspectores de Hacienda, los guardias civiles y demás patriotas que traicionan la tradición de mirar para otro lado. Ha crecido un 63% el número de españoles que entra en prisión por delito fiscal. Con los defraudadores entre rejas, algunos puestos de trabajo quedan vacantes. Calculen la de empleos que se pueden crear con el boom del ladrillo carcelario: no hay prisiones disponibles para tanto chorizo a la brasa de la actualidad. Más empleos en la construcción, más vigilantes de prisiones, y todos los empleos de los que se extirpe a corruptos, ya sean banqueros, sindicalistas, políticos de caja B, subvencionadores por la cara, dirigentes empresariales, ejecutivos, catedráticos,… Con un poco de suerte, llegarán a ellos jóvenes decentes y preparadísimos, en lugar de hijos de papá enchufador. Tiene que llover savia nueva a cántaros.
Seguimos con la reconquista desde el SUR le pese a quien le pese.