LA RECOLECCIÓN
Es en esta época, empezando en Diciembre, cuando se inicia por mi tierra Jaén la recolección de la aceituna que en años de mucha cosecha se suele alargar hasta Marzo e incluso Abril pero si las condiciones meteorológicas son adversas, como por desgracia ha sucedido este año, en solo el mes de Diciembre, prácticamente, se ha terminado la recolección. Este año no llovió lo suficiente, el olivo no cargó y la cosecha ha sido muy exigua.
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Es una pena pues son muchos los jornales que origina la recogida de la aceituna en la provincia de Jaén, muchas las familias que obtienen un ingreso muy sustancioso en ese trabajo que posibilita tener más recursos y más desahogo durante el resto del año incluso para inmigrantes que vienen de otros países a llevarse unos ingresos que les pueden aliviar su precaria y difícil situación y que en un año de escasez de cosecha ven mermados considerablemente esos ingresos y reducidas sus jornadas de trabajo con la consiguiente perjuicio económico..
También el productor, el empresario que explota sus fincas el que sufre un deterioro económico porque tiene que esperar al año próximo, con la ilusión puesta en que las condiciones climatológicas más favorables que puedan permitir una buena cosecha la siguiente campaña.
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O sea que en años de mala cosecha todo el mundo pierde porque además en nuestro pueblo, Fuensanta, todo el mundo posee alguna finca de olivos, todos ayudan a sus ingresos con esos kilos de aceituna que con su esfuerzo familiar recogen y cuidan durante todo el año para tener un sobresueldo adicional con que equilibrar su economía.
En definitiva que en Fuensanta donde tanta agua tenemos, gracias a Dios, no hemos conseguido aún, tal vez por las condiciones orográficas tan complicadas, establecer un sistema de regadío que hiciese posible que las cosechas fuesen más parejas, que la producción fuese más segura y más cuantiosa, eludiendo así la dependencia tan abultada de las condiciones climatológicas que son las que en definitiva determinan si hay cosecha o no.
Algo tenemos muy seguro todos los fuensanteños, que por muy mal que vengan las cosas con un trozo de pan con aceite nosotros hambre no vamos a pasar, ese hoyo salvador nos seguirá dando vida como ya ha venido haciendo en los años más difíciles de nuestra historia. Y es que el llamado “oro negro”ese nadie nos lo puede quitar.
Es en esta época, empezando en Diciembre, cuando se inicia por mi tierra Jaén la recolección de la aceituna que en años de mucha cosecha se suele alargar hasta Marzo e incluso Abril pero si las condiciones meteorológicas son adversas, como por desgracia ha sucedido este año, en solo el mes de Diciembre, prácticamente, se ha terminado la recolección. Este año no llovió lo suficiente, el olivo no cargó y la cosecha ha sido muy exigua.
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Es una pena pues son muchos los jornales que origina la recogida de la aceituna en la provincia de Jaén, muchas las familias que obtienen un ingreso muy sustancioso en ese trabajo que posibilita tener más recursos y más desahogo durante el resto del año incluso para inmigrantes que vienen de otros países a llevarse unos ingresos que les pueden aliviar su precaria y difícil situación y que en un año de escasez de cosecha ven mermados considerablemente esos ingresos y reducidas sus jornadas de trabajo con la consiguiente perjuicio económico..
También el productor, el empresario que explota sus fincas el que sufre un deterioro económico porque tiene que esperar al año próximo, con la ilusión puesta en que las condiciones climatológicas más favorables que puedan permitir una buena cosecha la siguiente campaña.
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O sea que en años de mala cosecha todo el mundo pierde porque además en nuestro pueblo, Fuensanta, todo el mundo posee alguna finca de olivos, todos ayudan a sus ingresos con esos kilos de aceituna que con su esfuerzo familiar recogen y cuidan durante todo el año para tener un sobresueldo adicional con que equilibrar su economía.
En definitiva que en Fuensanta donde tanta agua tenemos, gracias a Dios, no hemos conseguido aún, tal vez por las condiciones orográficas tan complicadas, establecer un sistema de regadío que hiciese posible que las cosechas fuesen más parejas, que la producción fuese más segura y más cuantiosa, eludiendo así la dependencia tan abultada de las condiciones climatológicas que son las que en definitiva determinan si hay cosecha o no.
Algo tenemos muy seguro todos los fuensanteños, que por muy mal que vengan las cosas con un trozo de pan con aceite nosotros hambre no vamos a pasar, ese hoyo salvador nos seguirá dando vida como ya ha venido haciendo en los años más difíciles de nuestra historia. Y es que el llamado “oro negro”ese nadie nos lo puede quitar.