Muy bien ¿segun tu que religión debemos de respetar?
Según mi opinión y mi condición de ateo, NINGUNA CREENCIA RELIGIOSA debe ser respetada por aquellos que son ajenos a la creencia en cuestión; es decir, que no comulgan con ella; eso sí, tal irrespetuosidad no lleva implícito el que "para ofender los sentimientos de las miembros de una confesión religiosa" se haga público escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias ni tampoco a vejar públicamente, a quienes los profesan o practican. Y esto es mucho más del respeto que las confesiones y sus creyentes tienen para con los ateos ya que su respeto no es recíproco, pues los creyentes nos consideran más o menos hijos de sus demonios y las confesiones nos condenan, como mínimo, a arder en el fuego eterno.
saludos
saludos
¿Entonces prohibimos las religión?
Si has comprendido mi opinión, no entiendo como has llegado a la conclusión que das en tu respuesta mediante la pregunta: ¿entonces prohibimos la religión?; tan distante de lo que transmito en mi mensaje.
Una cosa es opinar que ninguna religión debe ser respetada por aquellos que sean ajenos a tal creencia (que es lo que te he dicho) y otra muy distinta es pensar en prohibir las religiones. Yo como ateo no las respeto, pero no me importa lo más mínimo que existan, las tolero y respeto a los creyentes (como personas) que, como te he dicho antes es mucho más del respeto que las confesiones y sus creyentes tienen para con los ateos ya que su respeto no es recíproco, pues los creyentes nos consideran más o menos hijos de sus demonios y las confesiones nos condenan, como mínimo, a arder en el fuego eterno.
saludos
Una cosa es opinar que ninguna religión debe ser respetada por aquellos que sean ajenos a tal creencia (que es lo que te he dicho) y otra muy distinta es pensar en prohibir las religiones. Yo como ateo no las respeto, pero no me importa lo más mínimo que existan, las tolero y respeto a los creyentes (como personas) que, como te he dicho antes es mucho más del respeto que las confesiones y sus creyentes tienen para con los ateos ya que su respeto no es recíproco, pues los creyentes nos consideran más o menos hijos de sus demonios y las confesiones nos condenan, como mínimo, a arder en el fuego eterno.
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