En el año 2010 publique este ensayo, fruto de mi afición...

En el año 2010 publique este ensayo, fruto de mi afición a la Historia y a mi temor desde el 6 de Diciembre del 1978 de que se pudiera repetir la historia pasada.
Yo tengo el orgullo de comentar publicamente que no vote la Constitución y aunque jamas perteneci a ningun movimiento politico afin al franquismo tampoco me opuse al sistema politico en aquel momento vigente pero cuando la muerte de Franco vi el comportamiento de una clase politica franquista, poco honesta con las praxis anteriores y como dice el refran:"al rey muerto, rey puesto" o "muerto el perro, se acabo la rabia". Que se podia esperar de un politico como Adolfo Suarez, hombre ambicioso pero inmediatamente jubilado por los suyos por perdida de liderazgo o un Fraga Iribarne, hombre trabajador pero con una ambicion desmesurada de protagonismo que estuvo hasta el final de su vida en politica o los siguientes lideres como Felipe Gonzalez, Martin Villa, el hombre del SEU y falangista oportunista, todos ellos fueron responsables de los principios constitucionales de la Constitucion del 1978 (reconocimiento de que España esta formada por regiones y provincias y nacionalidades; legalizacion de los partidos nacionalistas, separatistas; primar a Vasconia y a Navarra con el cupo vasco y navarro en base a unos derechos historicos inexistentes incumpliendo el `principio de igualdad entre todos los españoles y ahora a Cataluña se la entrega estos ultimos años en el entorno de 38% del Fondo de Compensacio autonomico en detrimento del resto de las Autonomias a pesar de su deslealtad con el resto de los españoles. Señores politicos:"De estos lodos, vienenahra las tempestades"; pero son Uds responsables.

RESEÑA: LA ESPAÑA AGONICA: SUPERVIVENCIA O BALCANIZACIÓN

El concepto expresado en este ensayo, es en referencia a la actual situación de España, para algunos un Estado agónico y en descomposición y para otros al contrario, una calificación subjetivamente exagerada y sin fundamentos.
No obstante, la simple realidad es que si nos proponemos realizar un análisis exhaustivo de la existencia aparente del actual Estado definido en este momento, como “la España de las Autonomías”, podremos encontrar diferentes concepciones distintas y enfrentadas, algunas con una ceguera intelectual incapaz de acercarse a la verdadera realidad.
Cinco siglos han pasado de la herencia histórica desde que Dª Isabel I, reina de Castilla y D. Fernando II, rey de Aragón consumaron tras su enlace matrimonial la construcción de España como Estado, integrando posteriormente para su consolidación definitiva con la actual realidad, el reino de Granada y Navarra, que completaron su obra e iniciaron la Edad Moderna.
Desde su creación, España, ha sufrido en varias etapas históricas hasta la actualidad de momentos penosos para su historia nacional estando en peligro su unidad y en trance de perderla y recordando a nuestro pensador, D. José Ortega y Gasset, en su“ España invertebrada” opinaba que la desintegración, la ruptura de la unidad nacional se produce cuando se pierde la conciencia de que se está sirviendo a una empresa histórica común; entonces a esta idea nacional, la sustituye la del particularismo y de este particularismo nace el regionalismo o sea la exaltación sentimental del amor al terruño, a la región, por encima del amor a la nación de la que forma parte.
De estos regionalismos exacerbados era de los que decía en el siglo XVIII el escritor Padre Feijoo “su espíritu es todo carne y sangre y cuyo pecho anda como el de la serpiente, siempre pegado a la tierra”. “No hay inconveniente añadía, en mirar con ternura el humo de la patria, como el humo de la patria no ciegue al que le mira”.
Y así, de esta ceguera del regionalismo atizada por muchas causas nacidas todas del olvido de la empresa nacional, viene luego el separatismo, en donde ya aquella embriaguez afectiva por el terruño se convierte en crimen y traición.
El pueblo español llega al año 2000 y al entrar en el nuevo siglo tiene pendientes unos problemas añejos sin resolver de décadas pasadas y que pese a la voluntad de parte de nuestra clase política de aportar soluciones, otras atizan las hogueras del pasado con sus resentimientos y el recuerdo en contracorriente con el noble pensamiento del pueblo llano que aspira al derecho a vivir en paz y en libertad.
Ni el actual ordenamiento constitucional con el establecimiento de un sistema político basado en un régimen de libertades, ni la forma de Estado de monarquía parlamentaria ni el progreso material de la transformación social a un Estado hegemónico considerado como la octava potencia mundial son capaces de solucionar definitivamente la crisis de identidad que padece la sociedad española, que deja pasar el devenir del tiempo sin buscar la solución de sus males; el separatismo periférico, la existencia del fantasma denunciado ya en el siglo XIX por D. Mariano Jose de Larra, que decía del mito de las dos Españas, “ aquí yace media España, murió de la otra media” y la falta de armonía entre las dos clases políticas, una defensora de una España constitucional, descentralizada regionalmente pero integradora y con una defensa a ultranza de su unidad y orgullosa de su pasado histórico y la otra, con otro pensamiento diferente, definiéndola como una Nación de Naciones en referencia a la institucionalización de los regionalismos locales y con una desmesurada defensa de la libertad individual hasta caer en el anacronismo de concebirla como una futura Confederación ibérica de naciones, así como soñaba emblemáticamente y cándidamente, nuestro Presidente de la Primera República D. Francisco Pi y Margall.
Esta realidad, es la que define a la actual España en invertebrada y solamente si la actual sociedad española liderada por esta clase política es capaz con acierto e inteligencia de superar los fantasmas del pasado y de admitir sus errores históricos en sus convicciones políticas admitiendo que el enfrentamiento y las convulsiones pasadas, fueron debidas a clases políticas sectarias e intransigentes que equivocadamente utilizaron la guerra civil como móvil para saciar, unos sus ambiciones personales y otros, sus pretendidos movimientos revolucionarios para imponer por la fuerza sus convicciones sin importarle los derechos fundamentales del ser humano en cuanto a integridad física, sus sufrimientos y su derecho a vivir en paz y en libertad.
Solamente superando estos hitos históricos y olvidando por todos a esta sociedad pasada objeto de recuerdo solo en hemerotecas para los estudiosos de la historia, será posible la realidad de una nueva España, capaz de ofrecer un futuro de paz, prosperidad y felicidad a la nueva generación de ciudadanos nacidos aquí, unos naturales y otros de distinto del origen de procedencia y con el orgullo de enriquecer económicamente y culturalmente a esta futura Unión Europea, madre de un conjunto de naciones, Patrimonio de la Humanidad.
Esta generación tiene el reto de resolver definitivamente, los males endémicos del separatismo desintegrador, auspiciado por un porcentaje elevado de clase política amparada por el sentir de alguna parte, a veces mayoritaria de sus gentes en estas regiones periféricas, en referencia a Vasconia y Cataluña.
El Estado, ha intentado paliar esta rebeldía con la concesión de dadivas a estas regiones, incumpliendo el principio de igualdad de todos los españoles.
Interesa al pueblo español, que el actual Estado urgentemente acometa por la vía democrática estos conflictos y que a lo largo de casi doscientos años que los padecemos (no olvidemos las guerras carlistas) no ha habido solucion, y se aclare de una vez por todas el mantenimiento de su indisoluble unión basada en el principio de igualdad de trato con el resto de regiones o su independencia definitiva.
Será la ciudadanía, quien deberá decidir esta cuestión, pues al fin España sobrevivirá sin Vasconia y Cataluña, como sobrevivió Gran Bretaña sin Irlanda, Suecia sin Noruega, Holanda sin Bélgica, y la Republica Checa sin Eslovaquia.

Fdo: Julio Reyes Rubio