A mí los Reyes Magos no me traían nada. ¡Para qué disfrazarlo con bobadas!, ¡no me traían nada cuando era un niño!, pero, aparte de la comprensible decepción del que veía a los demás mientras jugaban con sus bicicletas, peluches, balones..., yo no podía echar nada de menos, porque mi madre, que era la que lo manejaba todo en la casa, ya me lo había explicado, y cuando salía a la calle, yo ya lo sabía: "no había reyes, porque los Reyes no los solían treaer, sino porque los padres los compraban, y ellos no tenían dinero... ni siquiera para comer"