CARTERISTAS. En mi ciudad de León donde la nobleza es parte de todos los leoneses, allá en los principios de los años 50 abundaban los carteristas, unos propios de la provincia y otos llegaban para intentar hace el agosto en todas las fiestas donde la aglomeración era base para actuar los que sustraían la cartera al más ingenuo de los nacidos en León o provincia. En León había dos ferias importantes donde los tratantes de ganados movían el dinero. Dos ferias importantes, el día de Todos los Santos y San Andrés ocupaban el tránsito de personas, unas como simples mirones y otras con las reses que intentaban comprar o vender, ni que decir tiene que en la ciudad los bares, restaurantes y comercio en general veían aumentada su caja de caudales. Los carteristas llegaban a León mayormente en tren desde otras provincias españolas. La policía que conocía muy bien a los carteristas, nada más pisar el andén de la ciudad, muchos eran devueltos a su residencia, no les dejaban salir del recinto de la estación. Como fin de mi primera exposición, contaré una anécdota. No recuerdo si fue en León o en otras estaciones del ferrocarril, lo cierto es que sucedió. A alguien del ferrocarril se le ocurrió poner un cartel en la estación con esta frase: CUIDADO CON LOS RATEROS. Buena intención, pero nefasta solución. Veamos. Cuando cualquier persona que leía ese letrero, el que no llevaba cartera, no hacía gestos preocupantes por su cartera. pero. el que llevaba cartera, echaba mano al bolsillo interior de su chaqueta. ¡Fatal!, el carterista sabía que esa persona llevaba cartera y era perseguido hasta que le quitaban la cartera. Ni que decir tiene que ese cartel fue retirado, dado que, beneficiaba al carterista.
Mañana más.
Mañana más.