Esta es de CONDE:
Llevaba un rato pensativo abatido por el calor y la ví al levantar la cabeza, reflejada en un espejo, No podría decir como iba vestida y casi olvidé su peinado, ni podría asegurar si en su mirada lo que abundaba era la indiferencia o el sueño. Recuerdo su brazo de manga de seda rematada entre los dedos y en la mano una margarita
. Brillaron sus labios, como la parafina, Por la mirada desentendida supe que era una elegante mujer de paso, una mujer sin duda acostumbrada a que la mancha más ruin de su alma no fuese fuese superior a la de las demás mujeres de su estilo, así que no me importó dejar al descubierto mis sensaciones, acerca de de aquella bendita mujer:
«Jamás tendré la suerte de que me escupa siquiera a la cara una mujer como ésa. He visto ondear muchas veces la belleza en el porte de alguien como ella. Sé cómo caminan. En cuanto dan el primer paso. Amigo mío, he de admitir que en el religioso silencio de la expectación que despierta alguien como ella, un sujeto como yo, sólo podría ser inoportuno
Entonces volví los ojos hacia el espejo y ella ya no estaba reflejada en él.
Un beso
Llevaba un rato pensativo abatido por el calor y la ví al levantar la cabeza, reflejada en un espejo, No podría decir como iba vestida y casi olvidé su peinado, ni podría asegurar si en su mirada lo que abundaba era la indiferencia o el sueño. Recuerdo su brazo de manga de seda rematada entre los dedos y en la mano una margarita
. Brillaron sus labios, como la parafina, Por la mirada desentendida supe que era una elegante mujer de paso, una mujer sin duda acostumbrada a que la mancha más ruin de su alma no fuese fuese superior a la de las demás mujeres de su estilo, así que no me importó dejar al descubierto mis sensaciones, acerca de de aquella bendita mujer:
«Jamás tendré la suerte de que me escupa siquiera a la cara una mujer como ésa. He visto ondear muchas veces la belleza en el porte de alguien como ella. Sé cómo caminan. En cuanto dan el primer paso. Amigo mío, he de admitir que en el religioso silencio de la expectación que despierta alguien como ella, un sujeto como yo, sólo podría ser inoportuno
Entonces volví los ojos hacia el espejo y ella ya no estaba reflejada en él.
Un beso