La fe de estos días:
Por Conde.-
Dicen que los españoles tenemos «fantasías sensibilidad viva y enérgica, tendencias sensuales, espíritu soñador aventureros y sentimiento religioso, falta de sentido práctico, valor personal y colectivo, vanidad y orgullo … Hace mucho tiempo que se dijo. Quién sabe si fue atinado en su momento y quién sabe si, de serlo entonces, seguimos pareciéndonos ahora, quizás hayamos cambiado y el carácter de nuestros abuelos no sea reconocible en nosotros.
La religión, por ejemplo, nos sigue despertando fervor e intransigencia porque ni siquiera necesitamos ser o sentirnos religiosos para cumplir con nuestra moral, no dudamos en salir a la calle a la primera oportunidad. Para hacer manifestaciones de religiosidad lo hemos visto estos días pasados, a propósito de la visita del Papa,. Gente a la cual la visita no les importaba, en el fondo, y que en otros tiempos raramente se habría fijado mucho en ella, Si bien lo que se ha podido ver con claridad estos días, lo que destacaba sobre todo en este espectáculo de tropezones ideológicos, lo que más abundaba ha sido la intolerancia. Esa manía de no ver más allá de nuestras narices intelectuales, esa costumbre tan española de suponer que la verdad y la razón están de nuestro lado el hábito de considerar a la justicia un artículo de fe que nos pertenece, patrimonio exclusivo de cada uno. Algo muy español.
Saludos
Por Conde.-
Dicen que los españoles tenemos «fantasías sensibilidad viva y enérgica, tendencias sensuales, espíritu soñador aventureros y sentimiento religioso, falta de sentido práctico, valor personal y colectivo, vanidad y orgullo … Hace mucho tiempo que se dijo. Quién sabe si fue atinado en su momento y quién sabe si, de serlo entonces, seguimos pareciéndonos ahora, quizás hayamos cambiado y el carácter de nuestros abuelos no sea reconocible en nosotros.
La religión, por ejemplo, nos sigue despertando fervor e intransigencia porque ni siquiera necesitamos ser o sentirnos religiosos para cumplir con nuestra moral, no dudamos en salir a la calle a la primera oportunidad. Para hacer manifestaciones de religiosidad lo hemos visto estos días pasados, a propósito de la visita del Papa,. Gente a la cual la visita no les importaba, en el fondo, y que en otros tiempos raramente se habría fijado mucho en ella, Si bien lo que se ha podido ver con claridad estos días, lo que destacaba sobre todo en este espectáculo de tropezones ideológicos, lo que más abundaba ha sido la intolerancia. Esa manía de no ver más allá de nuestras narices intelectuales, esa costumbre tan española de suponer que la verdad y la razón están de nuestro lado el hábito de considerar a la justicia un artículo de fe que nos pertenece, patrimonio exclusivo de cada uno. Algo muy español.
Saludos