"Woody Allen no se ríe...

"Woody Allen no se ríe
Es evidente que Woody Allen nunca quiso ser tomado en serio. Él mismo practica una forma de humildad nada impostada por la cual, cuando alguien pretende compararlo con Bergman, Fellini o Truffaut, se echa a reír y se encoge de hombros como diciendo qué disparate. Su amistad con Groucho Marx, al que admiraba como se admira al que abrió tu surco, le ayudó a ver que no había nada tan terrible como intentar ser ingenioso a toda hora, arrastrando la fama del hombre más brillante y sarcástico del mundo por programas de tele y tertulias. Así que rebajó sus pretensiones y empezó a hacer películas cómicas para ahorrarse la actuación y la presencia obligada en medios. A partir de ahí, su personaje se hizo tan famoso que empezó a hacer películas sobre su persona encarnando su personaje en mitad de la sociedad norteamericana de finales del siglo pasado".

"Woody Allen adscribió a su personaje varias características curiosas. Entre ellas estaba la del hombre transgresor, que en ocasiones emprendía aventuras sexuales que le llevaban a quebrar las líneas de respeto a las costumbres. Nunca pensó que aquellas formas que retrataba pudieran convertirse finalmente en su propia biografía y a raíz de una separación digna de una de sus películas se vio enfrentado a la indignación popular. Nunca olvidaré el viernes en que estrenó Maridos y mujeres. Yo vivía en Estados Unidos y acudí a un cine popular en el que una parte del público, especialmente femenino y negro, le insultaba en cada escena que aparecía y se burlaban de él cuando intentaba besar a Juliette Lewis, que interpretaba a su alumna de escritura creativa. Comprendí entonces que la distancia entre personaje y persona se había esfumado para siempre. Nadie es libre en un mundo que confunde ficción y realidad".