El problema es que aún siguen existiendo la misma calaña...

No celebraremos tu cumpleaños, Alberto.

Esos valores, Alberto, que tú y tantas personas habéis defendido a un coste altísimo son hoy moneda de cambio para mantener un poder que se arrastra.

Teresa Jiménez-Becerril.

Madrid.

13/08/2024 a las 04:13h.

Entre las muchísimas cosas que te robaron los terroristas de ETA cuando te mataron a tiros junto a tu mujer Ascen, una fue la de poder celebrar tu cumpleaños rodeado de tus seres queridos. Seguramente las velas las vas a soplar en el cielo donde también estás con los que te quieren, pero mi regalo será hoy y siempre recordarte y honrar tu memoria. Ya sé que no hace falta que sea el día en que naciste para acordarme de ti, porque de los trescientos sesenta y cinco días del año, raro es el que no lo haga más de una vez. Pero mi pequeño homenaje de hoy en tu cumpleaños quiero que sirva para revivir los valores que defendiste y por los que fuiste asesinado. Porque no hay que olvidar que los terroristas querían acabar con la unidad de España, la libertad y la igualdad entre todos los españoles y tu como sevillano, como español y como hombre liberal que entraste en política cuando nuestra democracia era aún muy joven, juraste defenderla y así lo hiciste hasta el punto de perder tu vida por ella.

Siento no poder darte muy buenas noticias Alberto sobre la salud actual de nuestro Estado de derecho, cuya defensa inspiró tu temprana vocación que te llevó a a ser teniente alcalde de tu amada ciudad, Sevilla y que seguramente te hubiera llevado a ser presidente de España, como dijiste una vez de jovencito. Seguro que nunca hubieras permitido los atropellos democráticos que estamos padeciendo la mayoría de los españoles, que nos sentimos impotentes ante quienes utilizan los instrumentos que la democracia ofrece, para herirla y dejarnos desprotegidos. Y aunque lo más cómodo sea ni ver, ni oír, ni hablar, no podemos permanecer impasibles mientras vemos como esos valores, Alberto, que tu y tantas personas habéis defendido a un coste altísimo son hoy moneda de cambio para mantener un poder que se arrastra y lo más triste, que nos arrastra a todos en su deriva de servidumbre antidemocrática.

Sentido testimonio sobre el asesinato de Alberto y su mujer, y es verdad, tantos muertos para nada, inasumible situación.

El problema es que aún siguen existiendo la misma calaña de gente que defendía a los etarras, hasta que esa sociedad muera seguirán apoyando a los criminales de ETA.