La tranquilidad interior se alcanza cuando nuestras obras van encaminadas en beneficio de los demás. Manteniendo siempre el no hacer a otro lo que no nos gustaría que nos hicieran, no habrá ningún problema en ascender esa cuesta que, aunque difícil, su andadura es gratificante. El camino de esta Humanidad va tocando a su fin. Sólo los fuertes de espíritu lograrán salir victoriosos.