Mi madre fue también una gran mujer. Cada una es un mundo y ella, desde bien pequeña, me enseñó a mi también a ser madre. No tendría yo más de dos años y no tenía muñeca aún pero yo misma me acunaba una piernecita que hacía de bebé para mí. Me lo contaba mi madre y no me lo podía creer que tan pequeña ya sintiera la necesidad de tener una muñeca. Pero ella no mentía nunca. Sólo si era necesario, y esa anécdota no se la hubiese inventado, ella no. Yo a lo mejor sí, pero ella no.
Murió en el 29 de ... (ver texto completo)
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