Voy a contaros una vivencía personal que tuve en una de mis vacaciones. Estaba muy relajado bañandome en el mar, cuando pasa lo de siempre, alguién sé acerca a ti, quiere conversación, yo soy una paresona amable y locuaz, comenzamos no se que conversación, debió ser sobre enfermedades, la buena séñora me comentó que padecia de incontinencía fecal. Dios, siguio con el tema relativo, a su sufrida enfermedad, cuando me dice... aquella señora también la tiene. Yo la conocia de verla todos los días en la playa, un poco agobiado, me vi justificando el fin de la conversación. Me esparan en el chiringuito. Le dije a la amable señora.