El peligro de las falsas denuncias
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En los dos últimos meses los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han abierto diligencias por falsas denuncias de robos con violencia. En los casos quienes presentaron las falsas denuncias fueron puestos a disposición judicial, tanto en la Comisaría, ante la Guardia Civil. En los casos las denuncias presentadas lo fueron por robos con violencia, cuando en realidad no se produjeron robos y mucho menos la violencia. Son sólo la punta de lanza de la falsedad que conllevan las denuncias que se presentan en la comisaría de policía o en los cuarteles de la guardia civil. En la mayoría de los casos su único objetivo es lograr una indemnización ilícita del seguro, pero también se suelen emplear para intentar ocultar gastos de dinero difícilmente justificables. Por este motivo se han convertido en herramientas a las que recurren con frecuencia ludópatas, adictos a las drogas, jóvenes que pierden sus móviles o llaves de casa o incluso personas que, después de gastarse una importante cantidad de dinero en clubes de alterne, se inventan un atraco para no tener que dar explicaciones en el seno familiar. Fuentes de la Policía Nacional confirmaron que solo unas pocas de estas falsas denuncias acaban transformándose y llegan a los juzgados como acusaciones de la policía por simulación de delito. Lo normal es que durante la tramitación y ante las advertencias de que pueden estar incurriendo en un delito, el denunciante se achante y de marcha atrás. Solo cuando el denunciante mantiene su declaración inicial y los indicios y las pruebas apuntan a una simulación del delito, la policía pone en marcha una investigación para demostrar con hechos o contradicciones el engaño y eleva la correspondiente denuncia ante los juzgados.
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En los dos últimos meses los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han abierto diligencias por falsas denuncias de robos con violencia. En los casos quienes presentaron las falsas denuncias fueron puestos a disposición judicial, tanto en la Comisaría, ante la Guardia Civil. En los casos las denuncias presentadas lo fueron por robos con violencia, cuando en realidad no se produjeron robos y mucho menos la violencia. Son sólo la punta de lanza de la falsedad que conllevan las denuncias que se presentan en la comisaría de policía o en los cuarteles de la guardia civil. En la mayoría de los casos su único objetivo es lograr una indemnización ilícita del seguro, pero también se suelen emplear para intentar ocultar gastos de dinero difícilmente justificables. Por este motivo se han convertido en herramientas a las que recurren con frecuencia ludópatas, adictos a las drogas, jóvenes que pierden sus móviles o llaves de casa o incluso personas que, después de gastarse una importante cantidad de dinero en clubes de alterne, se inventan un atraco para no tener que dar explicaciones en el seno familiar. Fuentes de la Policía Nacional confirmaron que solo unas pocas de estas falsas denuncias acaban transformándose y llegan a los juzgados como acusaciones de la policía por simulación de delito. Lo normal es que durante la tramitación y ante las advertencias de que pueden estar incurriendo en un delito, el denunciante se achante y de marcha atrás. Solo cuando el denunciante mantiene su declaración inicial y los indicios y las pruebas apuntan a una simulación del delito, la policía pone en marcha una investigación para demostrar con hechos o contradicciones el engaño y eleva la correspondiente denuncia ante los juzgados.