ARANJA. Es usted muy lista, se ha dado perfecta cuenta de que la verdadera felicidad no nos la dan, la tenemos nosotros, siempre y cuando no haya problemas por medio, pero sé es feliz con poco. Cuando alguien me dice que fueron de cena y comieron no sé cuánto, yo me acuerdo de mis sopitas de ajo ¡Qué ricas, joder! Me recuerda a los griegos en la antigüedad que bajo un sol abrasador, comían unas sardinitas y unas aceitunas y eran los más felices del planeta. Un saludo.
Hay, amigo Angel, una anécdota muy conocida que encierra una humana
lección de cómo es verdad que la felicidad está en las cosas pequeñas.
Se decía en aquella antigua Grecia que había un sabio que vivia en el
campo que el Rey quiso conocer en el ánimo de traerle a la Corte cómo
asesor.
Tuvo que desplazarse el Rey hasta el Campo donde en una humilde cabaña
vivía este sabio.
Despues de comprobar el Rey que era efectivamente un hombre muy inteligente,
le propuso que viniera a Palacio para ser ... (ver texto completo)
lección de cómo es verdad que la felicidad está en las cosas pequeñas.
Se decía en aquella antigua Grecia que había un sabio que vivia en el
campo que el Rey quiso conocer en el ánimo de traerle a la Corte cómo
asesor.
Tuvo que desplazarse el Rey hasta el Campo donde en una humilde cabaña
vivía este sabio.
Despues de comprobar el Rey que era efectivamente un hombre muy inteligente,
le propuso que viniera a Palacio para ser ... (ver texto completo)