Última tarea de recogida de la cosecha: La paja.
Una vez trillado, recogido y transportado el grano, ya solo queda recoger la paja; esta se transportaba en carros debidamente preparados, con una especie de red hecha de cuerda gruesa llamada BARCINA, que bien ajustada a los extremos del carro impedía que se derramara, había dos clases de paja, la normal llamada paja blanca, de trigo, cebada, avena y centeno, y la de GARROBAZA, procedente de las leguminosas, algarrobas, arritas, garbanzos (en el pueblo no se sembraban judías ni lentejas) puede que se me olvide alguna mas, ésta, de color tostado oscuro y mucho más compacta, muy apreciada por su escasez y sus prestaciones, ya que era un lujo disponer de ella para el fuego del hogar por su alto poder calorífico y duración del mismo, era bastante más cara que la otra, que se quemaba enseguida. Ambas también se usaban como comida de los animales, la garrobaza creo que para los bueyes y la otra como complemento del grano, y para el suelo de las cuadras como cama, también para que absorbieran los orines de los animales.
Su traslado era una tarea bastante ingrata, ya que el polvo que desprendía al manipularla era muy molesto, desde el carro con una herramienta llamada GÁRIO: con pinchos de madera pero más amplia y recogida que las anteriores; con el impulso era arrojada por un ventanuco llamado BOCÍN, que se encontraba en la parte alta de la pared del pajar, yo recuerdo que hacían la faena con un pañuelo doblado a pico que les tapaba la boca, y la nariz, como los cuatreros del oeste, y sobre todo el que se encontraba dentro del pajar y tenía que ir haciendo sitio, mi marido dice haberlo pasado muy mal, ya que como era el más pequeño de los hermanos, le asignaban dicha tarea.
Con esto ya tenemos el grano en la panera, la paja en el pajar, ahora solo falta venderlo al mejor precio posible. Antes de terminar, un recuerdo para las ESPIGADORAS, En el pueblo las mujeres no iban ni a las tierras ni a la era, pero durante la siega algunas iban unas horas por la mañana a recoger espigas de las que dejaban los segadores, una vez bien secas, con un mazo las golpeaban y el grano obtenido les servía para alimentar a las gallinas, una pequeña ayuda para tiempos difíciles, hay una bonita canción dedicada a ellas, de una Zarzuela, se llama Las espigadoras.
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