El camarero era un tipo jovial, atendía en la barra con amabilidad y eficacia, parecía una persona feliz. Todo lo contrario de sus clientes. En algunas mesas se conversaba en tono moderado, con desgana y caras serias, en otras predominaban los silencios, ensimismados los ocupantes con sus pensamientos, en la barra, algunos solitarios contemplaban su cerveza con la tristeza reflejada en el rostro. El camarero se sentía una persona afortunada, su estado de ánimo siempre era mas optimista que el de sus clientes.
Decididamente, el bar del tanatorio era un buen sitio para trabajar
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