Pues! ale! me vuelvo a mi castillo, por el mismo camino, con mi vara, embelesado, haciendo recuento del año, dando palos a los chinatos del camino, a la grava parda, entre dos paredes de piedras llenitas de agujeos, y mira! en aquel, hay un lagarto grandullón, con su cabeza orientada al sol, no me dan miedo, pero sí, les tengo un gran respeto, dejo por un instante quieta mi vara, y lo contemplo sentado en un canchal...
Hasta otro año, me vuelvo a Las Pampas mañana, y allí me pierdo.
Hasta otro año, me vuelvo a Las Pampas mañana, y allí me pierdo.