Resulta que uno pensaba que Esperanza Aguirre era una egregia corrupta, y resulta que solo es tonta. Jolín, jopé y jová. Qué desilusión. Al pueblo le agrada que sus corruptos sean gente enterada, con fajos de billetes en sus bolsos Gucci y patadas al obrero dentro sus tacones Louboutin. A un segundo de a bordo lo ves todos los días, y hay que ser muy tonto o muy pepero o muy condesa para no enterarse de que tu rapaz anda evadiendo millones negros a Suiza. Desde esta humilde columna acuso a Esperanza ... (ver texto completo)